sábado, 19 de septiembre de 2020

El CRÁTER QUE DEJA UN TEMBLOR Y LA LEYENDA DE LA SERPIENTE DE AGUA

Él un estudiante de secundaria en la ciudad de México y ella una estudiante de primaria en Yucatán, tendrían que transcurrir 21 años para conocerse y enamorarse. Les relataré un día del pasado de ambos, una fecha que nación para nunca ser olvidada en México <la mañana un día jueves 19 de septiembre de 1985> . 

En el centro histórico de sus ciudades y sus escuelas permanecían decorados con elementos patrios. Ella inició la rutina escolar en el salón de quinto grado del colegio católico <rezar el rosario> tenía sueño la primera hora de clases y más cuando rezaba a las 7.19 am, al mismo tiempo; él dormía, tenía el sueño profundo de todo adolescente que estudia la secundaria vespertina, pero fuertes sacudidas lo despertaron; imaginó a su madre intentando despertarlo, se negó abrir los ojos pensó <cinco minutos más> y dijo "¡ya voy!" Las sacudidas fueron más fuertes, abrió los ojos, estaba solo y todo se sacudía a su alrededor. Su madre en la puerta le pide que se acerque a ella<al marco de la puerta> él intentó caminar, no pudo, el movimiento telúrico fue de gran magnitud. Gateó en dirección a su madre, temían que el edificio se derrumbará; estaban en el tercer piso y sobre ellos había dos pisos más de departamentos. La madre se resistió a gritar, desmayarse o romper en llanto; el sismo es muy fuerte, único en la historia reciente de la ciudad. Él se siente como un niño de cinco años en el cuerpo de un adolescente, vio los ojos grandes y negros aterrados de su madre, jamás los miró de esa forma. A ella el miedo le torció la lengua y le secó la boca, tiene miedo gritar <¡No quiero morir así!>  y aterrar más a su hijo. Sólo oyen el crujir del cemento, de los conductos metálicos de  tuberías, el crujir de vidrios; hasta que los gritos y llantos mujeres y niños se alzan sobre el crujir del edificio construido en los años sesenta. Él, supo por los noticieros que habían sobrevivido al terremoto más significativo y dañino en la historia escrita del país y que todo se detuvo en su ciudad de manera indefinida, sólo esperaba que sus hermanos, padre, que sus amigos y conocidos estuvieran bien. El miedo seguía rondando a todos los habitantes por no saber de los seres queridos, por las réplicas constantes. Las líneas telefónicas caídas, el caos del tránsito en la ciudad y las noticias sobre la catástrofe ocurrida formando el fondo ambiental de toda casa y departamento en pie, donde los que sabían rezar, rezaban y donde los que no sabían rezar, rezaban. Millones de habitante se despertaron de la misma forma sacudidos por la mano del miedo hecho terremoto en la que antes se llamó Distrito Federal...segundos interminables...la quietud llegó a las 7.22 am; la tierra dejó de temblar. Hay un antes y un después para las generaciones que vivieron esa experiencia de cerca o de lejos aquella mañana del 19 de septiembre de 1985.

Ella como niña de diez años en el colegio no supo nada durante la mañana, sin embargo al llegar a su casa las noticias en la televisión no cesaron, sus padres comentaban lo ocurrido en la comida y en la cena y los siguientes días por venir al igual que los noticieros y los periódicos. Las monjas de su colegio dijeron que el fin de los tiempos estaba ocurriendo. Ella estaba asustada y triste, por las imágenes de tanto caos y gente sufriendo en una ciudad lejana pero que era el corazón del país; por eso ella y toda su escuela rezó el rosario más veces al día durante los siguientes días, rezaban por la Ciudad de México, por los muertos y sus almas, por los heridos y su recuperación, por los sobrevivientes para su protección.

En la conmemoración de los 32 años de este trágico evento nacional, un nuevo terremoto de magnitud 7.1 se hace presente a las 13.14 hr era un día de escuela y trabajo. Ella convertida en esposa de aquel adolescente que sobrevivió al terremoto del 85, cocinaba mientras él fue por su hijo de seis años a la escuela. Al enterarse del terremoto sus temores (infantiles y juveniles) se despertaron, pero ahora eran adultos y eran padres, radicaban en Yucatán <donde nunca tiembla> a 3 042 kilómetros de distancia de la Ciudad de México donde ha vuelto a ocurrir la misma tragedia telúrica con otro epicentro. Como padres estaban estremecidos por la noticia de que en una escuela se derrumbó atrapando en el interior a 19 pequeños; con discreción siguieron las noticias y los intentos de rescate, porque no querían que su hijo guardará imágenes e información alguna de ese dolor nacional. Nuevamente líneas telefónicas colapsadas, 2 millones de capitalinos sin luz, 200 muertos que se suman al duelo de las 20 mil vidas perdidas en el sismo 32 años antes. Un duelo que se hace más grande, un miedo que se revive y se reconstruye, en todas las generaciones que lo vivieron dos veces.

No hubo mexicano que no se intrigara, por este evento ¿Cómo es posible que un nuevo terremoto devastador ocurra exactamente en la misma fecha y el mismo lugar a 32 años de distancia? Los científicos dicen que la probabilidad es del 5% en un país como México y que este evento se puede repetir con la misma probabilidad en la misma fecha en el futuro...y ese futuro fue el 19 de septiembre del 2022 a las 13. 05 horas y con una magnitud de 7.7 grados con epicentro al sur de Colima, sintiéndose en diferentes estados entre ellos la CDMX. El Servicio Sismológico Nacional registró 478 replicas tras el sismo, pero hoy no hay perdidas de vidas humanas que lamentar. Sólo el recuerdo del miedo, que se hace presente cada vez que se acerca septiembre.


Hay una leyenda precolombina que cuenta que una gran serpiente de agua es la que se mueve debajo de la tierra, esa serpiente este año se volvió a mover. cuando el hijo de esta pareja 11 años. El mido dormido se despierta y les susurra que recuerden que ahora radican en Baja California relativamente cerca de la famosa falla de San Andrés...A dónde se moverá la gigantesca serpiente de agua...no se puede vivir con el miedo latiendo en el día en medio de la cabeza, por eso igual que la serpiente de agua se esconde en el subsuelo, también en el subsuelo de nuestra mente escondemos el miedo a los sismos...mientras tanto, quizás algunos tendremos un viejo miedo sentado en un cráter desierto, esperando a que pase el temblor o deseando que nunca suceda, un miedo que canturrea una ochentera canción argentina para sentirse acompañado.

Sigue leyendo para conocer sobre la leyenda maya de la serpiente de agua y los temblores en la versión del escritor  Antonio Ramírez Granados. 

«Por estas tierras se cuenta que, hace mucho tiempo, hubo una serpiente de colores, brillante y larga. Era de cascabel y para avanzar arrastraba su cuerpo como una víbora cualquiera. Pero tenía algo que la hacía distinta a las demás: una cola de manantial, una cola de agua transparente.   Sssh sssh… la serpiente avanzaba. Sssh sssh… la serpiente de colores recorría la Tierra. Sssh sssh… la serpiente parecía un arcoiris juguetón cuando sonaba su cola de maraca. Sssh sssh…Dicen los abuelos que donde quiera que pasaba dejaba algún bien, alguna alegría sobre la Tierra. Sssh sssh… allí iba por montes y llanos, mojando todo lo que hallaba a su paso. Sssh sssh… allí iba por montes y llanos dándoles de beber a los plantíos, a los árboles y a las flores silvestres. Sssh sssh… allí iba por el mundo, mojando todo, regando todo, dándole de beber a todo lo que encontraba a su paso.Hubo un día en el que los hombres pelearon por primera vez. Y la serpiente desapareció. Entonces hubo sequía en la Tierra. Hubo otro día en el que los hombres dejaron de pelear. Y la serpiente volvió a aparecer. Se acabó la sequía, volvió a florecer todo. Del corazón de la Tierra salieron frutos y del corazón de los hombres brotaron cantos. Pero todavía hubo otro día en el que los hombres armaron una discusión grande que terminó en pelea. Esa pelea duró años y años. Fue entonces cuando la serpiente desapareció para siempre. Cuenta la leyenda que no desapareció, sino que se fue a vivir al fondo de la Tierra y que allí sigue. Pero de vez en cuando sale y se asoma. Al mover su cuerpo sacude la Tierra, abre grietas y asoma la cabeza. Como ve que los hombres siguen en su pelea, sssh… ella se va. Sssh sssh… ella regresa al fondo de la Tierra. Sssh sssh… ella hace temblar… ella desaparece».

Autor: Jacqueline Campos /19/09/2020/ y 19/09/2022                        

Referencias

https://blogcires.mx/2020/09/21/leyenda-maya-sobre-los-terremotos/

http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/index.php?clave=cuantos&pag=38&Letra=0


sábado, 5 de septiembre de 2020

Felipa tiene "F" de Fuerza en su nombre.

 

FELIPA tiene “F” de FUERZA en su nombre

Su nombre significa “La que es aficionada a los caballos” …con seguridad nunca fue aficionada a los caballos, a no ser los caballos que cargaban las calesas blancas y adornadas con lazos de colores a los paseantes por las calles del centro de Mérida, mientras caminaba en las tardes calurosas de agosto o diciembre por las calles céntricas en dirección al consultorio del doctor que trataba sus crónicas y dolorosas varices…recuerdo algunas veces ir con ella apurando el paso para alcanzarla a mis 9 o 10 años en 1985, comprando medias gruesas en las farmacias.

Pienso en mi abuela cuando veo a mi padre, tiene la fuerza de ella en su espíritu guerrero…FELIPA tiene “F” de FUERZA en su nombre y para mí eso significa “Felipa…Fuerza”.

La F de Fuerza de una niña de 10 años para sobrevivir al abandono de sus padres y a la destrucción de su familia en 1927 afrontando la soledad y la muerte de su infancia e inocencia.

La F de Fuerza de una preadolescente para sobrevivir como sirvienta a una familia de acogida y vivir de miserias que los otros dejan, sintiendo la soledad del mundo que desde edad temprana le regaló dolor.

La Fuerza de Felipa en 1938 para comenzar su vida como madre de tres hijos y amante de un hombre machista perfecto de su tiempo que encontró en ella a la mujer ignorante e idónea para maltratar hasta el último día de su vida con ella.

La Fuerza de Felipa para sobrellevar la pobreza en 1944…donde las manos le dieron de comer a ella y a sus hijos, lavando y planchando miles de prendas ajenas y familiares…por unos pesos que cubrieran las carencias mínimas de sus infantes…porque el dinero del padre casi nunca se hacía llegar…viviendo el huracán de la violencia en el hogar.

Con la F de Fuerza de la única Felipa, está Felipa de la que hablo que jamás se repetirá en el mundo…porque como ella todos somos únicos e irrepetibles…La Fuerza de Felipa para afrontar el dolor del diagnóstico de esquizofrenia de sus dos hijos mayores, entre medicamentos, citas al psiquiatra, dramas y golpes…enfermedad que con seguridad se detono por la violencia paterna.

Con la F de Fuerza que Felipa una mujer que sólo aprendió a medio leer y medio escribir su nombre y algo más…sacó de quien sabe dónde para alejarse en 1950 del violentador padre de sus tres hijos y huir a una nueva ciudad en busca de la madre perdida, aquella que la abandonó en la infancia y empezar de nuevo…llevándose sus manos con ella para lavar, planchar, limpiar, cocinar…

La Felipa que figura en mis recuerdos aparece en 1980  en visitas regulares de vacaciones de verano y navideñas…toda ella siempre olía a detergente y cloro…sobre una capa gruesa de crema nívea, por la piel reseca y envejecida antes de tiempo…sus manos nunca descansaron suficiente...la recuerdo con la Fuerza para barrer y barrer…trapear y trapear, lavar y lavar…planchar y planchar…cocinar y cocinar…casi nunca sentada, casi nunca acostada en su hamaca yucateca…como si no mereciera detenerse, relajarse…aún con los gritos que sus impresionantes varices le lanzaban en cada pierna…no paraba…algunas veces se le escapaba de la garganta algunas tristes canciones de boleros…donde se llora o se maldice con elegancia algún mal y traicionero amor…le gustaba cantar y silbar melodías siempre las mismas, como si su garganta fuera  un solo disco de acetato de 4 canciones y dos lados, el lado A positivo…el Lado B más obscuro y nostálgico.

Hasta el 2005 la Fuerza de Felipa de 88 años, se encargó de su hijo mayor incapacitado crónicamente por la esquizofrenia, con él se permitía ser sutil y eternamente y maternal…preocupada y ocupada de los medicamentos psiquiátricos del hijo y de todas sus necesidades… ¿Qué hay en mí de esa Felipa? ¿Qué habrá en mí de esa Fuerza?

Me marca saberme descendiente de una mujer fuerte, una de millones de mujeres nacidas al inicio del siglo XX, marcadas por la falta de oportunidades, de educación escolar, marcadas por la vulnerabilidad emocional de la infancia con abandono y pobreza económica perpetua, por el machismo y la violencia…incansables guerreras que parecen hechas para vivir siempre el lado dramático de la vida…yo su nieta nunca he tenido ese tipo de duras experiencias y espero jamás tenerlas…pero me pregunto que me depara el destino en el futuro…y si en él se despertará como gen recesivo de la Fuerza de Felipa para afrontar la vida en su lado B.       


Autora: Jacqueline Campos

Análisis crítico de materiales educativos: Libro de español para sexto grado, cuarta edición (2019)

                                                                                                                           Psc. Jacqueline C...