DUELO INFANTIL: EL PATO Y LA MUERTE





Por: Psc. Jacqueline Campos

        Si fuese tan sencillo como contarte un hermoso cuento sobre un pequeño Pato que descubre a un compañero llamado Muerte...Pero no es fácil el tema y menos lo es para los padre que debemos hablar con nuestros hijos al respecto, o los tíos que se harán cargo de los hijos de padres que ya no están. Para nadie lo es;  sin embargo, existen alternativas para entrenarse sobre el tema de la tanatología, que cada vez se especializa más los diferentes tipos de duelo, incluyendo el infantil. Es más frecuente que los niños afronten la pérdida de abuelos y mascotas queridas, son sus pérdidas más comunes en estos tiempos. Quizás este libro que hoy recomendamos y este corto que hoy compartimos, nos pueda sensibilizar y dar un impulso creativo que nos anime a ver la Vida y la Muerte con otras perspectivas. 

Aquí comparto la transcripción del cuento, para los que gusten de su lectura.


Cuento “El
pato y la muerte” de Wolf Erlbruch

Desde hacía
tiempo, el pato notaba algo extraño.
-¿Quién
eres? ¿Por qué me sigues tan de cerca y sin hacer ruido?
La muerte
le contestó:
– Me alegro
de que por fin me hayas visto…Soy la muerte.
El pato se
asustó. Quién no lo habría hecho.
– ¿Ya
vienes a buscarme?
– He estado
cerca de ti desde el día en que naciste… por si acaso.
– ¿Por si
acaso?- preguntó el pato.
– Sí, por
si te pasaba algo. Un resfriado serio, un accidente… ¡nunca se sabe!
– ¿Ahora te
encargas de eso?
– De los
accidentes se encarga la vida; de los resfriados y del resto de las cosas que
os pueden pasar a los patos de vez en cuando, también. Sólo diré una: el zorro.
El pato no
quería ni imaginárselo. Se le ponía la carne de gallina.
La muerte
le sonrió con dulzura.
Si no se
tenía en cuenta quién era, hasta resultaba simpática; incluso más que
simpática.
– ¿Te
parece ir al estanque?- preguntó el pato.
La muerte
ya se lo había temido…Después de un rato, la muerte tuvo que admitir que su
pasión por zambullirse tenía límites:

Perdóneme, por favor- dijo-. Necesito salir de este lugar tan húmedo.
– ¿Tienes
frío?- preguntó el pato- ¿Quieres que te caliente?
Nunca nadie
se había ofrecido a hacer algo así por ella.
A la mañana
siguiente, muy temprano, el pato fue el primero en despertarse.
– “¡No me
he muerto!” , pensó.
Le dio a la
muerte un golpecito en el costado:
– ¡No me he
muerto! – graznó henchido de felicidad.
La muerte
levantó la cabeza:
– Me alegro
por ti- dijo desperezándose.
– ¿Y si me
hubiera muerto…?
– Entonces
no habría podido descansar tan bien – contestó la muerte bostezando.
“Esa
respuesta no ha sido nada simpática”, pensó el pato. A pesar de que el pato se
había propuesto, a partir de ese momento, no volver a decir nada más, no
aguantó mucho tiempo callado:
– Algunos
patos dicen que te conviertes en ángel. Te sientas en una nube y desde ahí
puedes mirar la tierra.
– Es
posible- la muerte se incorporó-, pero de todas maneras tú ya tienes alas.
– Algunos
patos también dicen que en las profundidades de la tierra hay un infierno en el
que te asan si no fuiste un pato bueno.
– Es
asombroso todo lo que se cuenta entre los patos, pero quien sabe…
– ¿Entonces
tú tampoco lo sabes?- grazno el pato.
La muerte
sólo lo miró- ¿ Qué hacemos hoy?- preguntó de buen humor
– Hoy no
iremos al estanque- exclamó el pato- ¿Qué te parece si hacemos algo
verdaderamente emocionante?
La muerte
se sintió aliviada- ¿Subirnos a un árbol?- preguntó burlonamente.
El estanque
se veía muy, muy abajo. Ahí estaba, tan silencioso…y solitario.
“Así que
eso es lo que pasará cuando muera”, pensó el pato…“El estanque quedará”…
desierto. Sin mí.”
A veces, la
muerte podía leer los pensamientos.
– Cuando
estés muerto el estanque también desaparecerá; al menos para ti.
– ¿Estás
segura? – preguntó el pato desconcertado.
– Tan
segura como seguros estamos de lo que sabemos- dijo la muerte.
– Me
consuela, así no podré echarlo de menos cuando…
– ….hayas
muerto- terminó la muerte
– ¿ Por qué
no bajamos?- le pidió el pato un poco después-Subido en los árboles se piensan
cosas muy extrañas-.
Durante las
siguientes semanas, fueron cada vez menos al estanque. Se quedaban sentados en
cualquier lugar que tuviera hierba y casi no hablaban.
Hasta que
un día, una ráfaga de aire fresco despeinó las plumas del pato y éste sintió
frío por primera vez.
– Tengo
frío- dijo una noche- ¿Te importaría calentarme un poco?
La nieve
caía. Los copos eran tan finos que se quedaban suspendidos en el aire. Algo
había ocurrido. La muerte miró al pato.
Había
dejado de respirar. Se había quedado muy quieto.
Lo acarició
para colocar un par de plumas ligeramente alborotadas, lo cogió en brazos y se
lo llevó al gran río.
Allí, lo
acostó con mucho cuidado sobre el agua y le dio un suave empujoncito
Se quedó
mucho tiempo mirando cómo se alejaba.
Cuando le
perdió de vista, la muerte se sintió, incluso, un poco triste.
Pero así
era la vida…FIN

TE
RECOMENDAMOS:
https://www.facebook.com/orientacionpsicologicagratuita
https://www.facebook.com/Asociaci%C3%B3n-de-Estudios-y-Cl%C3%ADnica-Tanatologica-de-Baja-California-OHA-AC-1957227211196565





Comentarios

Entradas más populares de este blog

SOMOS TODAS LAS MUJERES

UNA MUJER EN LA PLAYA