UNA MUJER EN LA PLAYA

 

¿Quieren saber por qué lo hago?

Asistieron con el mentón. Enfáticas, ansiosas por entender.

-Porque ustedes son inmigrantes. Porque son iletradas, ignorantes y pobres. Porque son mujeres. Pongan estos factores en el orden que les dé la gana: el resultado va a ser el mismo. Tiene todas las papeletas para ganar la lotería de los más propensos a los abusos y las canalladas.

(“Las hijas del capitán” María Dueñas)

 

                  Sientes un miedo intenso al ver que se acerca su auto color gris sin placas, aquel que creías inservible con cristales obscuros, como tantos que ruedan por el Valle olvidado de San Quintín. Te das cuenta de que no tienes donde esconderte a donde correr, aún es muy temprano y las casas de los vecinos están cerradas y lejanas, vas por un camino de terracería rodeada de cultivos. Tu exmarido te obligara a subirte al auto mostrándote claramente una pistola negra para convencerte sin resistencia, mientras te dice que no intentes nada, que puede y quiere matarte, que tú sabes bien que no le importa la cárcel, con tal de verte muerta si no aceptas subir.

         Tu piel se eriza, tu corazón late apresurado, la boca la sientes seca. Recuerdas que tu hijo pequeño esperará tu regreso del trabajo, a tu mente viene la imagen de su frente al besarlo antes de salir esta mañana. ¡Quieres volver a verlo!¡ abrazarlo! oler su perfume infantil. Sabes que tus padres lo cuidan y están con él en el hogar de tu infancia. Pero no es suficiente, tú eres la madre y tu hijo te necesita. Te das cuenta de que estas experimentando el peor de tus miedos, que tus pesadillas recurrentes se están volviendo realidad hoy. Te das cuenta de que tu relación con él te parece en estos momentos la cúspide de una montaña que escalaron juntos y con dificultad. Esa relación que siempre fue como un camino a cuestas, agreste y peligroso que comenzó seis años atrás.

       Sus gritos insultantes, te vuelven a la trágica realidad y subes al auto en silencio. Él te ata las manos y conduce por el sendero desolado que lleva a la playa. Lo notas nervioso y desquiciado, no entiendes porque no puede aceptar el divorcio. Finalmente, no se aman, no es amor lo que te une a él y sabes que él sólo quiere tenerte a ti como objeto de una posesión producto de su machismo. Piensas que quizás una enfermedad mental lo acosa, que necesita ser diagnosticado y tomar medicamentos. Eso lo piensas porque prefieres concebir que se volvió loco a creer que simplemente te relacionaste con un monstruo.

      Te sientes culpable de haberlo aceptado como pareja cuando tenías 18 años. Los sueños de enamorada te nublaron la vista al mismo tiempo que dejaste de percibir el peligro y la agresión en su trato contigo. Recuerdas con tristeza los momentos que ignoraste las voces de advertencia de tu familia y de tu alma, te da vergüenza aceptar que por tu inmadurez y rebeldía al principio lo justificabas todo de tu agresor ante los demás. Olvidaste los consejos de tu abuela - “niña, si se te aparece como el hombre perfecto…puede estar fingiendo, date más tiempo para conocerlo”.

        Él te recrimina el abandono, te insulta y te agrede. Cada vez que intentas defenderte, te golpea más y te jala el cabello, te pellizca para lastimarte y marcarte la piel. Tú sientes que te ahogas llorando con la pistola que te ha puesto en la boca y experimentas dificultad para respirar. No hay nadie a quien pedir ayuda, la playa está desolada este jueves 24 de septiembre. Él te secuestró y sabía que no habría testigos, pensó obsesivamente el momento de agredirte.

       Te das cuenta de que él ha llegado al punto de la locura, que no entiende de razones ni de límites, estas aterrada y aceptas que lo que más te duele no son los golpes ni el miedo a la muerte. Sabes que tu temor más grande es dejar huérfano a tu hijo de 5 años, que tu hijo sea criado por un padre enfermo de machismo y de odio a la mujer.

        Los minutos pasan, tu terror disuelve la percepción de tiempo, él saca la pistola de tu boca y te escupe y te muerde los senos dejándote marcas de sus dientes y la piel sangrando, tú gritas de dolor y él te tapa la boca con sus manos. Como último recurso para aplazar tu muerte, en espera de que alguien pase y te de ayuda o que suceda algo que cambie tu suerte…dejas de resistirte y de gritar. Él te deja respirar por un momento y aprovechas a decirle que lo intentaras otra vez, le pides perdón, le prometes que volverás con él y para celebrar su victoria sobre ti, levanta tu falda y mete entre tus piernas la pistola fría, desgarra tu ropa interior buscando introducir el cañón dentro de tu vagina hasta logarlo. Te lastima con la fricción violenta, es con ese cañón metálico que te ultraja y tortura una vez más mientras te insulta. Sus palabras no te duelen, solo resistes sin decir nada, rezando en tu mente para que esos momentos acaben y puedas volver abrazar a tu pequeño y escucharlo decir  –“te quiero mami” …pero sólo oyes el disparo del arma antes de perder la conciencia y la vida.



Autor: Jacqueline Campos.

👏Agradecemos mucho a la artista Julia Celeste, por compartirnos su pictórica: INMORTAL (2020). Los invitamos a conocer parte de tu trabajo artístico:  

https://www.youtube.com/channel/UCTKhqI5qMKEAeio4C4kCHdw/videos   https://www.youtube.com/channel/UCTKhqI5qMKEAeio4C4kCHdw

 👉Todos podemos hacer cambios constructivos para eliminar sus causas. Les comparto una liga para saber más sobre el tema. https://observatorioviolencia.pe/como-evitar-un-feminicidio-a-traves-de-una-medida-de-proteccion/  #niunamenos  #feminicidio


Entradas más populares de este blog

SOMOS TODAS LAS MUJERES