lunes, 28 de diciembre de 2020

DE OSTIONES A CHOCHIMÍES Y SECRETOS DE SAN QUINTIN

 

 ¿A qué huele el ostión?

A mar limpio

¿A sal?

A sal y a la frescura líquida de las olas

¿A qué sabe el ostión?

 A besos húmedos de una Sirena

 o si lo prefieres

a besos jugosos 

de un Tritón

Los Cochimíes sabían que al comerlos su salud mejoraba, de los ostiones obtenían nutrientes y era expertos en pescar y recolectar productos del mar del pacífico y de la tierra peninsular hoy llamada Baja California.

El misionero jesuita Juan María de Salvatierra comunicaría al rey de España que el pueblo Cochimí tenía cuerpos saludables y en buena forma (nada de hambruna antes de la conquista). Imagino el paso de caballos y al grupo de misioneros, navegantes y militares recorriendo caminos sinuosos  y observando la infinita aridez de la tierra extremosa que se extendían hasta el horizonte llena de matorrales desérticos que parecen gritar "sequía" y sin divisar ningún  pino de abeto blanco que les recuerde la lejana patria española. Era entonces lógico que concluyeran que nadie saludable podría vivir en lo que percibían como condiciones extremas.
Años después de convivir con los españoles, el pueblo Cochimí estarían al borde de la hambruna y se enfrentarían a períodos de extrema escasez y a la pérdida de salud de sus miembros, pero esto se atribuye según los estudiosos del tema a que en algún punto olvidaron la forma de alimentarse como sus ancestros. La fusión cultural remplazó ciertos conocimientos ancestrales y el pueblo migró a diferentes tierras, pero sobrevivió la relación del hombre con el ostión.
Han trascurrido más de 300 años y en este mismo espacio, hoy llamado Valle de San Quintín, vive Alfonso Rosales quien asa ostiones al estilo Cochimí desde hace 40 años. Su padre le enseñó cómo vivir del ostión: Esa perla viscosa que se protege como un bello secreto entre dos conchas unidas como un cofre áspero y obscuro, camuflado como piedras que parecen sin vida en el fondo del mar.

Una rejilla sobre piedras, esconde ramas de matorral endémico similar al orégano. Y se respira una mezcla de olores ahumados con incienso y tierra húmeda, los aromas parece limpiar los pulmones de los comensales que esperan el manjar. Las manos morenas manipulan una pinza que mueve conchas. Vemos una habilidad resultado de la práctica que podría permitirle seguir asando aún sin el poder de la vista y Alfonso Rosales con una sonrisa permanente disfruta de platicar sobre la vida en el valle mientras cocina.


Y en unos minutos sirve once bivalvos, así es la sencillez del majar secreto de San Quintín pero a diferencia de los ancestrales Cochimíes hoy se puede acompañar con gotitas de limón (traído por los españoles y cuyo origen se atribuye a China) y una pizca de sal que abunda en salitres naturales en el estado.
El pequeño puesto de don Alfonso parece estar al fin de mundo. Llegar al sitio es una aventura que toma una hora de recorrido por caminos de terracería que se adentran al hogar de volcanes. La terracería inicia al abandonar la carretera federal número 1 conocida como  carretera transpeninsular, a la altura del kilometro 193. Nadie se pierde si pregunta ¿Por dónde queda la granja ostionera? porque es el punto de producción de ostiones en el valle.

En la marisquera las sillas son de plástico, objetos reciclados con colores alegres decoran el espacio compuesto por un par de palapas y una pared de lona plástica revestida de palmas secas dan la sobra que se agradece. 
La pequeña construcción, resiste de pie en un mundo terroso, extremo, semiárido y ventoso. Esta es la cuna de 12 volcanes. Quizás Don Alfonso ignora que la tierra que pisa forma parte del patrimonio geológico e histórico de la región y que de acuerdo con la asociación civil Terra Peninsular “hace más de 180 mil años, surgieron volcanes subacuáticos que posteriormente, debido a la acumulación de sedimentos, cenizas y lava, se unieron y dieron origen a lo que hoy en día es la Bahía de San Quintín.


La primera fortuna de Alfonso Rosales es la privilegiada vista a la bahía falsa que posee, donde la mirada se pierde hasta el punto de unión de los azules del cielo y el mar. Su segunda fortuna es ubicarse a unos metros de la granja ostionera, su proveedor.
En "Ostiones Bahía" la plática nunca se acaba, en aire planean brantas negras, el zambullidor pico grueso, la garza blanca, el águila pescadora y varias especies de gaviotas . Se miran los imponentes volcanes y se disfruta la sazón un cocinero experto. Un lugarcito de México que sin duda nunca olvidas.
Y si el nivel del mar lo permite, seguro don Alfonso les invita a navegar en su lancha por los alrededores y si es su día de suerte mirará delfines, ballenas, alguna sirena de labios rosas o si lo prefiere podrían ver un musculoso tritón.

Autor: Jacqueline Campos

Referencias
https://www.facebook.com/ostionesbahia-108586360759469/
https://etniasdelmundo.com/c-mexico/cochimi/
http://www.mxl.cetys.mx/Expos/MisionesBC/#:~:text=(1697%2D1829),primera%20misi%C3%B3n%20de%20las%20Californias.
https://laroussecocina.mx/nota/los-ostiones-seducen-al-paladar-2/
https://terrapeninsular.org/volcanes-de-san-quintin/https://
https://terrapeninsular.org/aves-playeras-san-quintin/

domingo, 27 de diciembre de 2020

Del Dar, del Santa y de las amistades falsas 2020


Me provoca una combinación de asco, tristeza e indignación ver la avaricia en algunos que presumen y se creen personas finas por los gastos materiales que ostentan en estas fechas y en todo el año, esos sujetos y sujetas como los que hay en todos lados (urbe, ciudad, pueblo grande o ejido chico) y te saludan con falsedad o hipocresía.
Para todos es debe ser fácil identificarlos son  los que sólo les importa su mundito y un poco más allá de su nariz, como aquella señora que le cuenta a sus amigas la tristeza que siente por la muerte de su compañero perruno y una de ellas responde con "Yo acabo de comprar un perrito es tan hermoso, lo adoro"...y las demás responden ¡ahhh qué lindo!
A ese grupito pertenecen las que me provocan una automática sensación de náusea un ejemplo de su peculiaridad son las del tipo que prefieren gastarse $500 pesos en uñas falsas o $1300 pesos y 3 horas de su vida para ponerse pestañas que las hacen lucir como Clarabelle (Vaca de Disney1928) y que se vuelven de oídos sordos y estatuas de piedra fría cuando las invitas a donar $200 pesos para cobijas que ayuden a calmar el frío de algún niño discapacitado o anciano de la comunidad.
En todo lugar deben vivir las conocidas que gastan $800 pesos para que les dibujen con polvos de colores una cara agradable con duración de pocas horas y que cuando las invitas a donar para comprar pañales o tratamiento a un bebe humilde con dificultades de salud, te ignoran (sin tomarse la molestia de optar por la cortesía para redactar una excusa o un no gracias). 
El niño de la leyenda que usan como bandera para recrear la vanidad habló de adulto sobre los sepulcros blanquedados relucientes por fuera, pero llenos de podredumbre repúgnate y vomitiva en su interior, llenos huesos de muertos y de toda inmundicia. Los sepulcros caminan, se mueven y se mezclan entre nosotros.
Por fortuna no sólo la noche cubre al mundo y hay lados más luminosos. También me rodean personas que se sienten felices cuando las invitas ayudar a otros (y no te cuestionan sobre la vida privada del que ocupa la ayuda: como por qué es pobre el pobre o peores preguntas). 
Conozco personas que sienten alegría de saberse útiles para aliviar algunas frustraciones en familias que no son "sus familias". Por bendición conozco mujeres inteligentes a las que no tengo que convencer de dar o servir, tan solo invitar.
Este ejercicio de reflexión es resultado de mí experiencia de promover la donación a fundaciones o asociaciones sin fines de lucro en la comunidad de San Quintín durante este invierno 2020, lo que me lleva asociar el cuento del Dr. Seuss reflejado en la película El Grinch (la favorita de mi familia) porque en la cinta hay una escena donde él observa su corazón y se alegra de ver que ha disminuido el tamaño. Por lo que igual que el Grinch lanzo preguntas al eco de mi cueva interior (y te invito a hacerlo) ¿Realmente me interesa saber el tamaño de mi corazón? ¿Realmente me importa alguien más allá de mí y mi pequeño mundo feliz? (recordando Aldous Huxley)
Como dicen en San Quintín: ¡Sí, ya sé! mis palabras podrían ser filosas como un cuchillo que corta (eso es algo que me diría mi sabia amiga Kiki Suárez) y es cierto. ¡Quiero cortar lo que no sirve!
Espero encontrar  en el 2021 a 
más personas que den luz a este camino de todos,
que las falsas amistades sean menos, 
que los sepulcros blanquedados se alejen
y que se queden en mi vida 
las que tengan ese gen empático y social
porque de mí tendrán siempre a una amiga (si quieren profundizar conmigo)
o por lo menos a una conocida que les recordará e invitará a 
sumarse en cada invierno a DAR a los más vulnerables.
Y copiando una tradición de Letonia sobre la navidad y la poesía, descubrí "Descarta a Santa Claus" o ella me encontró. Hoy ayudo con un soplo de compartir a que llegué a más padres, jóvenes y abuelos para que mediten sobre la desigualdad en el filo de la neurosis de nuestro tiempo como diría Karen Horney.
DesCarta a Santa Claus

Ayer me enteré de que no existe Santa Claus

pero ya lo sabía…

sospechaba que esas ilusiones

sólo se las creen los ingenuos

los tontos los abuelitos y los ricos…

a pesar de que lloré

a pesar de que me enojé

y a pesar de que nunca más amanecería un regalo en el árbol de Navidad

hubo en mí unas ganas de gritar ¡Que ya lo sabía!

porque Santa Claus no podría ser tan injusto,

no podía olvidar las direcciones de las casas de cartón

Como iba a ser posible que un gordito

tan simpático vestido de rojo

ignorara las cartas con faltas de ortografía

de María, Queta, Regina, Bryan y Pepe

y sólo hiciera caso a las que le escriben con hojas de colores

los niños y niñas de las casas de allá arriba,

las bonitas, las que tienen coches y policías….

¡Por eso ya lo sabía!

Porque Santa Claus no puede ser tan malo

y ahora sé que esas historias las inventaron

para hacer sufrir en Navidad a Papá y Mamá

y ahora ya no.

Ahora sé que no tienen dinero

que no les alcanza

y que a Santa Claus sólo

hay que verlo en las latas de Coca Cola

y recordar que es un invento

para que los niños ricos se rían de los pobres

Pero ahora los niños pobres nos reiremos de los ricos

porque nosotros ya lo sabemos…

Ayer me enteré de que no existe Santa Claus

pero a este mundo, al país, a la colonia, a mi casa…

Bien le caería que existiera alguien así,

pero que no entrara por las chimeneas

porque no tenemos…

Y ahora con su permiso voy a hacer mi carta a los Reyes Magos.

 AUTOR ®Andrés Castuera-Micher/ Para conocer del autor

https://www.youtube.com/channel/UCgXmjvTZ1GvV3c3j-cPdHmw

Fundaciones y asociaciones civiles sin findes de lucro en San Quintín

https://www.facebook.com/Asael-AC-Unidos-Para-Ayudar-673801616082153/

https://www.facebook.com/anclaeterna/

Referencias

https://pekeleke.es/libros/como-el-grinch-robo-la-navidad-dr-seuss/

https://psicologiaymente.com/biografias/karen-horney 

 https://es.wikipedia.org/wiki/Un_mundo_feliz

https://navidad.es/navidades-en-el-mundo-letonia/

Imagen

Gorila navideño de Anthony Brownw 2017 https://www.facebook.com/anthonybrownebooks/







Análisis crítico de materiales educativos: Libro de español para sexto grado, cuarta edición (2019)

                                                                                                                           Psc. Jacqueline C...