CHORLOS MIGRANDO
Por Jacqueline Campos
Corría al mismo tiempo que pensaba en la infelicidad
por presentir el fracaso de mi romance, el amor se me escapaba como la arena en
el puño…a lo lejos vi a alguien como si fuera un espejismo que contempla el mar
y la caída de la tarde, al avanzar noté que era una mujer mayor; sentada en la
arena con un libro en la mano. Era blanca, pelirroja con el cabello corto, portaba
un sombrero de paja y vestía una túnica blanca con bordados de flores, algo me
atrajo de ella; así que la salude.
-¡Hola!
¿Puedo acompañarla? Soy Lili, ando de vacaciones en la casa azul.
-Alo,
Lili!, siéntate y descansa conmigo.
-Esta
playa es muy solitaria. No he visto otra casa en kilómetros y usted es la primera
persona que encuentro.
-Solo
hay una docena de casonas aisladas entre sí. Precisamente por ser desolada es
ideal para meditar…Conozco la casa azul, es del psiquiatra Mauro. Hacía fiestas
costosas con su esposa para gente importante que venían de Mexicali y Tijuana;
naturalmente eso fue antes de que ella muriera… No es fácil el carácter del
doctor. Supongo que fuiste su paciente, a Mauro le gusta involucrarse con
mujeres jóvenes vulnerables, que conoce en su consulta; incluyendo colegas. No
te quiero ofender, pero es la verdad.
-Sí,
fui su paciente, luego cambié la consulta por el maratón.
- Pero
te quedaste atrapada en la órbita de Mauro. Mira esos pelícanos pardos, me encanta ver la formación en ángulo agudo que
realizan al volar. Siempre hacen lo mismo, están programados para volar así; un
líder va a la cabeza por un tiempo y los demás lo siguen de cerca. Así es
Mauro, un macho alfa que le gusta que lo sigan.
-Usted,
parece conocerlo bien.
-Desde
que éramos jóvenes, somos de la misma generación. Siempre lo veo, pero no suelo
hablarle.
-Yo…estoy
enamorada de Mauro, pero parece que caminamos en una cuerda floja. Luego,
sucede cualquier cosa que rompe la armonía y me siento sin energía, no sé
explicarlo.
-La
armonía para Mauro es obedecer su dictadura perfecta. Cualquiera que pretenda una
relación con él, tiene que aceptar que él tiene una norma: Yo estoy bien, tú
estás mal. La mujer que pasa mucho tiempo con él, termina absorbida por su
carácter y pierde su propia luz.
-Usted habla como psiquiatra.
-Lo soy,
estudié en la universidad de Hamburgo en los setentas…Mira a ahora toca el
turno de volar a las gaviotas blancas
en formación de líneas paralelas. Sabes las gaviotas
comen calamares y todo tipo de animales marinos, pero en crisis suelen comer
carroña y restos de comida que encuentran en la basura para sobrevivir. Algunas
personas parecen gaviotas.
-Me
siento como una gaviota que come
basura. No me gusta estar sola, no sé vivir sin una relación y parece que me
someto a ellas, aunque sea poco saludables…usted se ve una mujer segura, habla el
español con soltura. Parece que no le perturba nada.
-Cierto,
no me perturba nada. Contemplo esta playa desde hace años y envejezco con ella;
y veo a mujeres jóvenes como tú, que vienen de paso. Yo siempre estoy aquí...
Mira, esas aves pequeñas blanquecinas y cenicientas se llaman chorlos playeros, vienen igual que los
turistas cada temporada de migración por el clima. Ellas no pescan, como el pelícano o la gaviota. Los chorlitos buscan
gusanos marinos y crustáceos cuando baja la marea como ahora. Lo mejor de los chorlos es su poder interior, que pasa
desapercibido para quienes no conocen esta especie, porque a pesar de que su
cuerpo es del tamaño de la palma de una mano; tiene tanta fuerza en las alas
que vuelan desde Alaska hasta esta
costa…Yo le temía a la muerte desde niña, pero ya la voy aceptando.
-Supongo
que debo trabajar más en mi poder interior y ser como un chorlo.
-Querida,
no se puede ser un chorlo y una gaviota al mismo tiempo. Los chorlos y
las gaviotas no siguen a los pelícanos,
son de naturaleza diferente. El mar cura todo, por eso me gusta contemplarlo al
caer la tarde… Mauro espera mi visita, dile que mañana cenaré con él.
-Con
gusto la esperaremos ¿La acompaño a su casa?
-No
cariño, espero los colores del ocaso. Es lo mejor al final del día, por cierto,
Mauro tiene magníficos libros, podrás encontrar lo que necesitas leer ahí.
-Gracias,
me despido tengo muchos kilómetros que trotar hasta la casa.
Un impuso me hizo abrazar a la mujer, al despedirme
pude sentir un aroma de flores playeras y algas en su cabello rojo.
Al llegar a la terraza vi a Mauro dormido a un costado
la mesa con dos botellas de vino vacías. Me senté a contemplar las primeras
estrellas de la noche y noté un libro en la mesa que me llamó la atención “El
hombre agujero negro que devoraba mujeres: un estudio de caso. Ensayo
psicoanalítico profundo por la Dra. Elske Freda”. En una de las solapas leí que
la autora era una renombrada psicoterapeuta alemana, la fotografía mostraba a
una atractiva mujer de mediana edad, fracciones delgadas, ojos verdes de mirada
que parece saberlo todo, llevaba un corte de cabello de moda en los noventa
similar a la princesa Diana de Gales, corto y rojizo, a pesar de los anteojos
la reconocí: Era la señora de la playa.
Al despertar él
me abrazó, pero recriminó mi tardanza, dijo que no debía alejarme por tanto
tiempo, que esta zona puede ser peligrosa para una mujer sola; mientras hablaba
su rostro atractivo de 61 años parecía volverse la cara de preocupación de un
niño que reclama a su madre; la ausencia. Cuando se tranquilizó, le conté de la
mujer pelirroja que conocí. Él me escuchó atención sin interrumpirme, me dijo
que otras invitadas también le habían contado sobre la mujer a lo largo de los
años. Le pregunté si ella, era Elske Freda la autora del libro... Con lágrimas
en los ojos, me reveló que fueron amantes y que solían pasar tiempo en la casa
azul, pero que, ella desapareció en la playa…Mauro sacó recortes de periódicos con
fecha de 1996, que mencionaban una gran búsqueda ejercida en la costa de San
Quintín por la marina, los militares e incluso el consulado de Alemania en México,
pero sin éxito.
Un mes después
un par de pescadores encontraron su cuerpo en la arena al caer la tarde. Estaba
envuelta con algas pardas y flores playeras, parecía una crisálida. Los
forenses no pudieron identificar las causas de su muerte...Me estremecí con el
relato, sentí un frío repentino que me entumió las piernas. Su muerte es un misterio
que no se resolvió, pero Mauro lo explica como suicidio sin sentido. ¿Será
Mauro el hombre agujero negro que devoraba mujeres? ¿Ella habrá sido devorada?...
Al notar el cambio de actitud de Mauro y su silencio después del relato; no
cuestione nada.
Esa noche Mauro durmió muy pegado a mí, como un niño
que tiene miedo a las pesadillas y busca protección en la cama de su madre. Lo
acaricié hasta que se quedó dormido. No pude descansar. La ventana dejaba ver
la oscuridad, el viento me parecía susurrar la voz de mujer con acento alemán. Esa
noche mi piel no dejaba de oler a flores de playa y algas. Esperar el alba fue
eterno sintiendo el frío. El abrigo de las cobijas y el cuerpo de un hombre, no
me dieron calor; pero en algún momento, me dormí pensando en los chorlos migrando…
Siento pena al recordar a Mauro, de pie a la entrada
de la casa con la cara sin consuelo de un niño arrugado cuando me despedí de él,
antes de subirme al taxi en la mañana. Sabía que él, no era del tipo que le
ruega a una mujer, sin embargo, me pareció ver una mezcla de miedo y súplica en
su mirada cuando le dije “Freda vendrá a visitarte hoy”.
- Cuento publicado en el Fanzine del Sexto Festival de las Aves, Bahía de San Quintín, Noviembre 2021
- Ilustración Mariela Núñez.
Que belleza de pintura y que impresionante historia muchas felicidades mija Mariela Nuñez Quintero
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